4 de junio de 2013

Cuando el tenerte dependió de mi aspecto físico.

«Si no arriesgas, no ganas y si no arriesgas, es que lo que ganas no te importa del todo»

A veces me pregunto que sería de mi si mi aspecto físico fuera distinto, si fuera ese prototipo de tía ideal pero luego me doy cuenta que ''ideal'' y ''paula'' no van en la misma oración. Pero no, es inevitable pensar eso. 

Me gustaría que me pusieran las cosas fáciles a la hora de luchar por ellas, pero luego pienso que si algo es fácil es porque tiene un lado malo, ¿no? y cuando me refiero a que me pongan las cosas fáciles me refiero a ti. Me refiero a que las tías gorditas, con cara redonda y sin sonrisa perfecta siempre serán el último plato de todo. De que, si alguien quiere luchar por algo lo tiene difícil pero tú lo tendrás el triple solo por tu puto aspecto físico, solo para mostrar que el interior y el físico son dos cosas que no tienen nada que ver. 

A veces, el decir ''ya encontrarás a alguien que te quiera por tu interior'' parece consolador, pero os aseguro que llega a cierto punto en el que perderás la paciencia viendo como consigues casi todo lo que quieres menos a esa persona. Que no sabéis lo que es mirarse al espejo y odiar el reflejo que ves, o que te rechacen por ser la persona que ellos realmente no conocen. Eso sí que es triste. 

Y mientras tanto, vosotros seguiréis diciendo ''tú pasa, que ya llegará alguien'' y yo me quedaré estancada en el ''¿por qué no puedo tener todo tan fácil?'' mientras me culpo por no conseguirlo. 

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