Y es que creo que esto solo se resume a eso. Cuando se acaba la magia del principio comienza la pesadilla del final. Comienza ese tramo en el que cualquier excusa es buena para discutir y cualquier gilipollez es buena para mandarnos a la mierda.
Supongo que tampoco es solo eso, pero nuestro amor solo nos permite verlo así, sin tener en cuenta los bailes por la cocina o los abrazos de reconciliación.
Porque desde que tú eres tú conmigo y yo soy yo contigo, puedo afirmar rotundamente que la confianza da asco.
Y que aunque quiera dejarlo todo atrás no puedo, quizá porque me he olvidado de lo que se siente cuando te enamoras o porque los caprichos son muy caros y se pagan a largo Plazo.
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