14 de junio de 2015

'Mejor tarde, que nunca'

Hay muchas cosas que vamos aprendiendo a lo largo de la vida, lecciones que no vienen en los libros, ni nuestros padres nos enseñan. Ni siquiera tus amigos son capaces de decirte como enfrentarte a esas situaciones. Bueno, vale, igual sí, pero ya sabemos que no todo el mundo se enfrenta de la misma forma a los problemas.

Apareciste y sí, fuiste un problema. Te interpusiste entre lo que creía que ya tenía y lo que realmente necesitaba, casi como una casualidad que requería para cambiar mi perspectiva de la vida. Un giro de 360º en toda regla. Empezaste calando en mi suavemente, hasta que al final, fuiste como el humo del tabaco: llegaste a cada rincón de mi cuerpo sin saber como y es más, podría decirse que mi vicio a ti es comparable con el vicio al tabaco.¿La diferencia? Que tú, me das las ganas de seguir volando y el tabaco, con cada calada me resta segundos de libertad.

Nunca podría agradecerte todo lo que has hecho por mi. Cada sensación que me has hecho descubrir y cada momento junto a ti. No cambiaría esta atracción por nada en el mundo, este precipicio de sentimientos que acaban precipitando sobre nosotros. Las cimas en las que me has situado, y las orillas en las que me has calmado. Nunca podría cambiarte por nadie.

Y hoy, después de tantos meses compartidos, sentí la necesidad de dejarlo por escrito (más de lo habitual). Has despertado algo en mi equiparable con la felicidad o incluso mucho más. Desde esta nebulosa en la que estoy, solo me sale darte las gracias por cada mirada y por cada vez que he recorrido tu cuerpo con la punta de los dedos: el cielo. 

Te propongo compartir contigo mi plan de vida, mis caras raras, mis lágrimas, los abrazos y la espuma ¿A cambio? No pido nada, tan solo que me sigas calmando con tu dulzura y haciéndome ver la luz verde al final del embarcadero. 



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