2 de mayo de 2015

Cálido Diciembre.

Eres tú, con todo.
Con cada amanecer,
Con cada atardecer.

Ella siempre se había dicho que nada la pararía 
y que nada la conseguiría. 
Que el mundo es demasiado cafre 
como para mantenerse a su lado. 
Con sus terremotos, tú conseguiste ordenarla; 
conseguiste frenarla con solo una mirada,
ponerla en pie.

Tuve que volver atrás,
al principio de todo 
y fingir como que no sabía nada 
para que cuando me preguntara 
si era ella realmente a quién amaba 
poder decirle que sí, 
que solo ella alcanzaba tan alta escala.

Y todavía no lo entiendo, 
llegaste con los 18 
y te estancaste en mi pecho
en ese rincón que creía haber reprimido para siempre.

Pero una vez más me equivoque,
y cuando me pregunté si eras tú la razón de cada ola,
de cada brisa, 
de cada llovizna
volví a caer en un sin sentido 
y me dí cuenta que todo me recordaba a ti,
Agosto.

Recordé que siempre que me pierdo,
lo hago por buscarte en el hueco que dejaste en mi cama,
te busco entre la mirada te los extraños 
creyendo que alguno de ellos serás tú.

(Pero me volví a equivocar.)



No hay comentarios:

Publicar un comentario