Que nunca me falte la suerte,
que a la hora de la verdad,
es quién me escucha.
Con sus cuatro caras
y su paciencia,
es quién más te cuida.
Y mientras,
en este jardín lleno de margaritas
creyéndose hortensias,
ninguna se atreve a mirar más allá de si mismas.
Así que por eso,
aprecia las cosas bonitas
e inusuales, como es la suerte
y recuerda:
lo difícil
no es encontrar margaritas
sino tréboles con cuatro hojas.
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